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Los años de la guerra: el testimonio de Rafael del Pino

libro-del-pinoPronto se cumplirán 40 años del inicio de la intervención cubana en Angola. Nótese que hablamos específicamente de Angola y no de Africa, porque Fidel Castro comenzó a intervenir en el continente a pocos meses de su ascenso al poder. Durante este tiempo varias obras se han publicado sobre el tema dentro de Cuba -es decir, por el Gobierno- desde las más ligeras (Angola: fin del mito de los mercenarios, Un abril como Girón) hasta las más anodinas (Prisioneros de la UNITA) y pretenciosas (Cangamba). Mientras que en Sudáfrica abundan los testimonios, estudios y tesis sobre la guerra, los profesionales cubanos de la historia, el periodismo, etc, han debido conformarse con lo que para ellos constituye la referencia obligada cuando de la aventura angolana se trata: Misiones en conflicto, de Gleijesses. Ni hablar de los lectores comunes y corrientes que no tienen acceso a publicaciones de ese tipo. De ahí la importancia del más reciente libro de Rafael del Pino.

Dos grandes méritos tiene el libro del ex-general: el valor del testimonio de primera mano de un alto oficial y la honradez que se aprecia en lo escrito. También encontramos defectos y carencias en sus páginas: hay aspectos que el escritor no toca y en algunos enfoques se ha quedado corto. Es evidente que Del Pino ha tratado de ser consecuente y ha preferido concentrarse en lo que para él es esencial, evitando temas que resultan siempre controversiales. En definitiva es el testimonio de un militar profesional con una difícil y larga trayectoria que puede haberse equivocado o no, puede admitirlo o no, pero que no cae en mezquindades.

Los años de la guerra es un intento profundo y serio de recoger para las generaciones que nos sucederán, la verdadera historia de las guerras africanas del Napoleón del Caribe de 1975 hasta la retirada de Angola. Su autor nos pone en la mano documentos, informes oficiales y diversos materiales, incluyendo fotografías, que ha ido obteniendo no sólo durante su participación en los acontecimientos, sino también en sus investigaciones posteriores que lo llevaron incluso a visitar Sudáfrica y entrevistar a sus antiguos enemigos.

Estamos ante una obra de referencia y un libro de obligada lectura cuando de la intervención cubana en Angola se trata.

 

Prisioneros a color, update

Portada del libro

Portada del libro

En junio de este año el Cor. Manuel Rojas García presentó en Angola la edición en portugués de su libro “Prisioneros de la UNITA, en las Tierras del Fin del Mundo” -236 páginas, Mayamba Editora-. En su estancia en Angola para esa presentación se encontró con antiguos conocidos, algunos de ellos actuales oficiales del ejército. Alguna acotaciones interesantes:

Rojas continúa siendo un oficial de las FAR que dice cosas como esta: “El reconocimiento del Comandante y del pueblo fue la mejor de las gratificaciones para nosotros” (entrevista en Cubadebate, diciembre 2011) y, sin embargo, escribe esto: “a natureza de uma luta que tinha duas versões da razão e da verdade” (en el libro).

Va a Luanda, conversa y se retrata con sus antiguos captores y compañeros del MPLA y la UNITA por igual, y regresa a la isla desde donde promociona y vende su libro.

Con el General (UNITA) Benguela, que conversaba frecuentemente con los prisioneros

Con el General (UNITA) Benguela, que conversaba frecuentemente con los prisioneros

En declaraciones posteriores a su liberación -estuvo diez meses prisionero de la UNITA, junto a Ramón Quesada Aguilar- dice haberle echado en cara a Savimbi que la UNITA torturaba a los prisioneros cubanos. Y hasta le cita que conocía un caso en que le habían cortado el pene a uno. Pero en el libro no precisa detalles de esos casos -para aquellos que siempre andan exigiendo pruebas de cuanta cosa se dice o se escribe en este blog- y por el contrario, reconoce que fue tratado decentemente.

Rojas y su familia son recibidos en el despacho de Raúl Castro, poco después de su liberación

Rojas y su familia son recibidos en el despacho de Raúl Castro, poco después de su liberación

Puntos todos a tener en cuenta a la hora de debatir sobre la leyenda negra de la UNITA, la “lucha contra los bandidos de la UNITA y liberación del pueblo angolano” como justificación de nuestra intromisión… y hasta de los cambios cosméticos de la dictadura (algo con lo que hay que tener cuidado, pues a veces hasta a las damas se les va la mano en la aplicación de los productos cosméticos…).

Para el Sr. Singh Castillo, esperando que vuelva

savimbi-mandelaSr. Singh Castillo: Gracias por visitar este blog que pretende ofrecer una visión diferente a la del gobierno en relación con la intervención cubana en Angola. No pretendemos re-escribir la historia, sino favorecer una interpretación adecuada de ella. ¿Quizás podamos intercambiar criterios y puntos de vista desde una posición de educación y respeto mutuo?

La represa de Calueque era un objetivo civil sobre la frontera misma. No dudo que los F-1 –sin duda eran aviones técnicamente inferiores a los cazas rusos, por ser más antiguos y por el bloqueo que padecía Sudáfrica, especialmente en el sector de tecnologías militares-, habrían volado de haber sido atacado algún objetivo en territorio franco de Namibia o particularmente algún objetivo militar.

Cuando una persona visita nuestra casa o comparte una cena, es de buenas costumbres elogiar aquello que le ofrecemos, aunque ni la cena esté tan buena, ni la casa muy organizada. En la política se hace lo mismo. No se puede tomar al pie de la letra lo que dicen nuestros huéspedes, bien sea el vecino de al lado, o el gobernante del país que pretende tener una buena relación. Encima de este comentario-respuesta puede ver una fotografía que refleja otra faceta de la actividad política de Nelson Mandela.

Coincido con usted, no creo que las SADF fueran invencibles, como tampoco fue invencible el ejército cubano. Personalmente no me gusta utilizar la expresión “combatiente internacionalista”, tampoco la de “gigantes blancos”. ¿Sabe usted?… había bastante hombres de raza negra entre las “fuerzas racistas”.

El resultado supremo de la intervención cubana en Angola y de la guerra civil que allí tuvo lugar no es, para mí, el desmontaje del apartheid. El apartheid estaba condenado a desaparecer desde mucho antes de Cuito Cuanavale, como también estaba condenado a desaparecer el comunismo impuesto por la antigua URSS en Europa, por muchas y variadas circunstancias que no vamos a analizar acá.

Pero aún aceptando, sólo como una hipótesis, que así haya sido, creo que también había que agregar los siguientes “logros” o “resultados supremos”:

– De 500 mil a más de un millón de muertos angolanos

– Cientos de miles de muertos o lesionados por minas, bajas “colaterales” que aún hoy siguen ocurriendo

– Más de 2 mil muertos cubanos, en un gran porcentaje jóvenes de entre 18 y 20 años, reclutas del servicio militar

– Un gobierno despótico y corrupto que ha robado la riqueza del país, gobierno que impusieron allí nuestras bayonetas

– Miles de cubanos –madres, hijos, esposas- marcados por la tragedia de la muerte de sus familiares en un país (Angola, o Mozambique, o Etiopía) aún hoy tan lejano y desconocido para ellos como lo era antes de esa nefasta aventura.

Le deseo muchos éxitos en su trabajo en la televisión cubana. Espero su respuesta.

Cubanos caídos en Angola (27): Osmani Bermúdez Argüelles

Bermudez-Arguelles,-OsmaniBermúdez Argüelles, Osmani (Trinidad, 26-7-66). SMG. Muere el 3-12-87 por la explosión de una mina (junto a él mueren 6 de sus compañeros). Integraba una columna de refuerzo que se dirigía a Cuito Cuanavale. Generalmente ante la explosión de un blindado o vehículo militar, los historiadores oficiales la atribuyen a una mina. La UNITA (que no la SAAF, que no tenía presencia al norte de Cuito Cuanavale), atacaba encarnizadamente a las columnas cubanas que llevaban refuerzos y material bélico a la zona de combate.

Cubanos caídos en Angola (22): Eddy Gómez Planelles

Gomez-Planelles,-EddyGómez Planelles, Eddy (Ciénaga de Zapata, Matanzas, 6-11-68). Zapador. Muere por la explosión de una mina el 4-3-89 en los combates de Cuito Cuanavale. Su cuerpo, totalmente destrozado, no pudo ser recuperado. (Foto)