Archivo de la categoría: Angola war

Memorias, III

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En diciembre de 1978, cuando parecía que se acababan las redadas y masacres desatadas por la presunta conspiración de Nito Alves, comenzaron los fusilamientos públicos en plazas, estadios y otros lugares. Los cinco primeros opositores fueron ejecutados en la Plaza de la Revolución de Lobito. En una larga y sangrienta sucesión hubo momentos en que fueron fusilados hasta 15 acusados, como sucedió el 25 de agosto de 1980 en el Campo de la Revolución en Luanda. Los últimos fusilamientos de este proceso tuvieron lugar en 1986, cuando la implicación de los cubanos en Angola era mucho mayor que en 1975. Ningún oficial cubano levantó su voz y los soldados miramos para otro lado.

Memorias, II

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Tras el presunto intento de golpe de estado de Nito Alves, en mayo de 1977, más de 40,000 personas fueron torturadas y asesinadas por las autoridades del MPLA a lo largo del país. El supuesto golpe fue frustrado por la intervención directa de las unidades militares cubanas. Los oficiales cubanos llegaron a proferir obscenidades, insultos y llamadas a las armas a través de la radio. El presidente y poeta Agostinho Neto no dudó en invocar la ejecución sumarísima, sin juicio, de los implicados y simpatizantes de sus adversarios ideológicos. Durante semanas los militares cubanos capturaban a los perseguidos y los entregaban al MPLA, a sabiendas de la suerte que correrían.

Memorias, I

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El 4 de junio de 1975 unos 300 niños y jóvenes, en su mayoría sin amparo filial, que se alojaban en la sede del Comité de Paz de la UNITA en Luanda, fueron asesinados por milicias armadas del MPLA. El 12 de julio unos 700 simpatizantes de la UN ITA fueron asesinados en Dondo, Kwanza Norte. Las fuerzas portuguesas encargadas de la seguridad no intervinieron. Para esa fecha se encontraban en Angola más de 600 militares cubanos que entrenaban a esos militares del MPLA, realizaban operaciones conjuntas con ellos para asegurar la supremacía del MPLA sobre los demás movimientos guerrilleros y preparaban la llegada del grueso de las tropas cubanas en cumplimiento de las promesas de ayuda de Fidel Castro a Agostinho Neto.

Algunos impactos

Hemos sufrido algunos daños en el blog. Quizás alguna mina, quizás los disparos de algún francotirador. Los comentarios más recientes que habitualmente se muestran en la primera de las columnas, han desaparecido. También hemos tenido otros problemas y trastornos, algunos de los cuales se han solucionado y otros se irán resolviendo en los próximos días. Gracias por los comentarios, por los aportes a temas tan lacerantes como conflictivos. Gracias por todas las opiniones, las que compartimos y las que no, siempre que no estén a favor de los dictadores. Seguimos tratando de aclarar el pasado. La luz no se puede destruir. Los amaneceres no se pueden detener. (H.L.)

A propósito de una entrevista de Fariñas y comentarios recibidos en este blog (II, final)

a-1Para intentar aproximaciones a esa historia tergiversada y truncada, es que hacemos este blog. Cada cual tiene su particular visión de la guerra, pero generalmente es una visión anecdótica, fragmentada, su apreciación personal a partir de un determinado espacio físico, de un período dado, de una circunstancia personal. La falta de comunicación, de transparencia -glásnot decían los rusos- y la manipulación intencionada del régimen, distorsionan aún más esa visión. Sólo la recopilación, el estudio, el intercambio de experiencias, la decantación, hará posible una escritura más aproximada a la realidad de la guerra. Un país en guerra durante más de una década es un escenario demasiado complejo y fragmentado para que pretendamos construir una imagen exacta desde el entorno, las circunstancias y el punto de vista de un espectador. Generalizar no es bueno. Y es sabido que en Angola cada unidad, cada jefe, se adaptaba a sus particulares criterios, necesidades, conocimientos, etc, para llevar a cabo las tareas que les eran exigidas, e incluso aquellas que adicionalmente consideraban necesarias.

Yo vi a oficiales disparando desde sus blindados contra sus propios soldados. Yo vi camiones cargados de hombres pasando por terrenos sospechosos de estar minados para abrirle paso seguro a oficiales de alto rango. Pero no en todas partes fue así. Y seguro estoy que habrá lectores que lo considerarán una exageración, cuando no una mentira. Y por supuesto, no tengo pruebas de ello. ¿Una foto, una entrevista a los afectados o simplemente anotar sus nombres y direcciones para intentar localizarlos 30 años después? Nadie pensaba en eso entonces, ni nadie se atrevía a hacerlo. Y si alguien lo intentaba, seguro estoy que lo “persuadían” de olvidar el asunto.

Se le reprocha implícitamente a Fariñas, por ejemplo, que diga que los cubanos torturaron en Angola o cometieron crímenes de guerra. Y se le exigen pruebas, claro. Y otros escriben diciendo que en Angola los soldados cubanos éramos angelitos porque en su unidad militar específica se rezaba el Padrenuestro todos los días. Afirmar que las tropas cubanas iban al combate embriagadas por el alcohol quizás sea una exageración, pero decir que no bebían alcohol porque eran buenos chicos abstemios es también otra. En mi unidad -volvemos a la anécdota- nos tomábamos hasta el vinoseco de la cocina y el agua de colonia que encontrábamos, por no hablar de la bulunga y cuanto brebaje embriagante nos ofreciera cualquiera, negro, blanco, cubano o chino. Y en cuanto al recurso de utilizar el alcohol para estimular el “patriotismo” y el “valor” de la masa, el régimen tiene experiencia. La mayoría de las “actividades culturales” o celebraciones deportivas y políticas en Cuba incluyen, desde los albores del castrismo, de la infaltable bebida alcohólica -recordar las “pipas” de cerveza, el ron al menudeo y otros etcéteras-. A los reclutas en Cuba muchas veces se nos daba ron para que pudiéramos soportar, por ejemplo, las largas jornadas de corte de caña en los años setenta o los extenuantes entrenamientos de la llamada “preparación combativa”. Pero nuestra idiosincracia tiende a la exageración: luego, con el cambio de nuestras personales circunstancias, cambiamos nuestra apreciación: para unos nos alcoholizaban para construir el socialismo, para otros eso era un pequeño detalle que no hay que tomar en serio.

Quizás nunca sepamos toda la verdad sobre la guerra de Angola. Habrá que esperar la caída del régimen para comprobar si existen evidencias en los archivos y en las bocas calladas que entonces se abrirán… si el régimen no las borra antes o las ha borrado ya.